sábado, 16 de noviembre de 2013

CUENTO PARA TONTOS



Buenos días. Vengo a registrarme.
A registrarse? Como qué?
Como un tarado que no entiende nada.
-Que es lo que usted no entiende?
El concepto de vida.
-Y que vida sugiere?
Pues no sé, una más barata, más libre, más relajada.
-Vaya hombre! Pues lo tiene usted claro, esto es una oficina de reclamaciones y ayuda al consumidor. No se admiten registros, si no reclamaciones.
Pues a eso vengo, a reclamar que no me gusta la vida que me exigen, la que me ofrecen, la que sin consultar me han impuesto.
-Pues oiga, nunca ha puesto nadie esta reclamación. No estará usted chalado?
Es posible, pero precisamente por eso he venido aquí, para curarme de mi locura.
-No sería mejor que visitara usted a un especialista en psicología?
De allí vengo y me ha recetado que cambie de vida, por eso he venido aquí, a reclamar, porque la que me han impuesto no me gusta.
-Y que se supone que yo puedo hacer?
Pues extienda una reclamación.
-¿Y a  quien debo dirigirla?
Pues usted sabrá, a los responsables de turno. Políticos, clero, doctores, empresarios, seguridad social, potenciadores del poder....silenciadores...
-Oiga, me está usted tomando el pelo?. Mire, váyase y tómese algo, busque una buena hembra y fúmese un porrete, verá como todo cambia.
Ya, pero es que todo eso ya me lo han ofrecido antes, yo quiero otro tipo de satisfacciones, esas que me pertenecen por derecho propio y no tengo.
-De que me habla?
Pues una vivienda digna y asequible, un trabajo estable y fijo, un salario que cubra mis mínimas necesidades, una democracia limpia y sana, un médico competente, y sobre todo un coche que no contamine.
-Ja! Lo del coche debe ser un adorno a tanta exigencia, no?
Que va, estoy dispuesto a colaborar con el medio ambiente si me ponen los medios, y como eso no depende de mí, pues exijo.
-Mire, razón no le falta, pero yo soy un simple empleado, no me ponga usted las cosas difíciles y ceda el turno al que sigue.
No, yó no me voy de aquí sin exponer por escrito mi reclamación, alguien tiene que haber para cubrir estos menesteres.
-Pues no, usted vote a quien quiera en las próximas elecciones, si el candidato le concede todo lo que usted pide, pues ya sabe.
Pero eso ya lo hice montones de veces! Y mira, sigo igual.
Es usted un individuo cansino e incoherente. Lárguese o llamo a la policía.
-El siguiente!
Buenas. Vengo a poner una reclamación.
-Contra quien?
Contra el sistema.
-Jod.....Usted dirá.
No me gusta. Me levanto todos los días con dolor de cabeza, padezco de estreñimiento, tengo palpitaciones, no puedo dormir, grito, me peleo con todo el mundo, no soporto a mi mujer ni a mis hijos, y tengo los nervios destrozados.
-Vaya al médico.
Ya fui, me ha dicho que cambie de vida y como que la que tengo me la han impuesto y no me gusta  pues vengo a reclamar.
-Mire, le digo lo mismo que al otro, yo no puedo hacer nada.
Que me sugiere? A quien puedo acudir?
-Yo de usted me iría a la iglesia y rezaría con todas mis fuerzas, ya verá como Dios
le ayuda, le dará todo lo que usted le pida, porque él es el único que hace milagros.
(Un mes más tarde)
Buenos días
-Que desea?
Vengo a poner una reclamación.
-Contra quien?
Contra Dios, usted me lo recomendó hace apenas un mes, he rezado todos los días con sus noches, no me he movido de la iglesia y nada. Todo sigue igual.
-Y que espera? Tiene tanto trabajo que los pedidos siempre llegan con retraso.
Dele usted tiempo, tenga paciencia.
Al salir de la oficina de reclamaciones le atropello un coche. Lo dejó tieso en el sitio.
El oficinista salió a la calle al oír los gritos de la gente. Viendo al pobre hombre en el suelo exclamo...
Ya sabía yo que Dios mas tarde o más temprano escucharía sus ruegos.





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