jueves, 30 de enero de 2014

INCINERACIÖN



Roberto Ferri- Pintura Erótica-öleo
Fue un flechazo a primera vista. Ella compraba unos zapatos, el los despachaba. El primer contacto con su piel provocó chispas en ambos recipientes mientras él con delicadeza, tomaba su pie con una mano y con la otra introducía el pie en el zapato.
La tienda desapareció, junto con todos los elementos y la gente que había dentro Sus ojos delataron el deseo exento de preguntas. Defectos y virtudes, currículo y estado, posición y  carácter. Todo quedaba excluido en aquel deseo delator que les imantaba.
-Si fuese mío el negocio, dijo él, le regalaría estos zapatos, para que el cuerpo más bello del mundo pisará eternamente mi corazón.
Ella, acostumbrada a los piropos consentidos y sin sentido, soltó el pie de la mano que lo electrizaba y mirándole fijamente a los ojos añadió.
-Si fuese suyo el negocio quizás no estaría despachando, así que pagaré los zapatos y guardaré su pretensión en mi monedero.


Pancho Alvarez-Pintura Erótica-Óleo

Las luces volvieron a encenderse y la gente reapareció. El mundo que les rodeaba, ajeno a la escena de amor que se representaba, provocaba un murmullo de voces que sonaba como música. El escenario se ilumino de colores y una alfombra color carmesí se extendió bajo sus pies mientras avanzaban a cámara lenta por el tramo que conducía a la caja.
La acompañó hasta la puerta decidido a no perder su rastro.
_Quiere cenar conmigo esta noche?
Ella, con el vientre lleno de lepidópteros y hormigueo en las piernas, le miro de soslayo mientras esbozaba una sonrisa afirmativa con los labios y devoraba el cuerpo del postor con los caninos y los incisivos.
-Acepto, pero yo elijo el restaurante.


Autor desconocido

Así, con frases y deseos, hambre y pasión, se iniciaba una relación en la cotidianidad de la vida que se prolonga más allá de la extinción de todo inicio sin expectativas de futuro. Servida la comida solo espera ser alimento, dejando un rastro de nutrientes para subsistir y eliminando los desechos innecesarios.
La cena transcurrió plagada de romanticismo. La conversación se alejaba de todo lo real, fantaseando a cerca de paraísos y deseos de felicidad permanente. Ambos tejían un mismo deseo y ninguno de los dos  quería delatarse, así que mientras saboreaban una cena para dos en un pequeño restaurante repostando energías prestas a ser quemadas del modo más primitivo, no cesaron de mirarse a los ojos, intuyendo que la noche sería extensa y prolongada hasta el amanecer.


Pintura Erótica-Acuarela
Son escenas que se representan minuto a minuto, día tras día, año tras año, en el escenario de la vida, que maneja los deseos a su antojo para perdurar en la supervivencia.
Adán y Eva dejaron el restaurante y flotando en una nube de vapor incandescente salieron a la calle. Despedían un aroma a carne en ebullición que contagiaba a los transeúntes, éstos percibían el aroma y desviaban sus instintos hacia deseos subterráneos y fecundos.
La decisión estaba tomada. El ritual se celebraría en el apartamento de él.
Mientras entraban iban despojándose de las ropas, el grado de ebullición, llegado al límite, desbordaba el deseo por todos los poros de la piel, emanando un aroma a quemado, casi chamuscado.
Se besaron entrelazando las lenguas, saboreando sus respectivos paladares en las cavernas del amor. Se abrazaron, arañaron, estrujaron, de arriba abajo, de abajo arriba, se despojaron del miedo lanzándose a los abismos del origen, sepultando la represión, ensalzando la bestialidad. Forcejearon cediendo a lo excéntrico, reventando tabús, kamasutreando, regalando esencias y posturas, desgastándose, rellenándose, vociferando susurridos y reprimiendo gritos.


Servando Cabrera-Pintura Erótica- Óleo
Así hasta el amanecer. Exhaustos, entre sabanas desparramadas y restos de batalla donde el triunfo apalancó en deseo temporalmente.
Abrieron los ojos hacia medio día. Corrieron a la ducha y reincidieron. El agua caliente resbalaba como una catarata de origen ancestral mojando el amor que insaciable, se dejaba vivir en toda su intensidad química y e irracionalmente, como en una película sin censura ni guion.
Alternaban el desgaste con la nutrición, así, entre hambre y saciedad pasaron dos días encerrados en el apartamento.
Agotaron las existencias, se desparramaron por los sentidos, ignorándolo todo de si mismos, sin antecedentes,sin revisiones, exprimiendo la existencia para extraer el néctar del subconsciente.
La chispa que encendió el fuego se consumía, dejando un rescoldo de cenizas color cansancio.
Volver a la realidad fue cosa de segundos. Fuera la vida era la misma, inevitable volver a la rutina convencional, al uso frecuente de lo cotidiano, la vulgaridad de la necesidad, el exterminio de la contemplación. La realidad.
Ella no volvió a la zapateria, él continuó acariciando pies esperando una nueva descarga.
Historias precipitadas donde la pasión encuentra su desahogo. Amores temporales que se agotan en su propio inicio. Pasiones humanas que nos ayudan a conllevar las monotonías, ahuyentar el estrés, soportar el vacío de la vida.
Desahogo de la carne que oculta el alma, aunque ésta sigue subsistiendo bajo la piel que nos conmueve, receptiva, intacta, incombustible.










1 comentario:

Carmen Troncoso Baeza dijo...

La fuerza del deseo nos hace tan reales!