sábado, 22 de febrero de 2014

DE PROFESIÓN, INQUILINA





IBIZA


Una va y viene de casa en casa, dejando espacios llenos de respiraciones , rastros apenas perceptibles que se fundirán con la ocupación de nuevos rastros.
Ser inquilino es como ser viajero, no echar raíces en un mismo lugar, no ser dueño de ámbito alguno, ocupar y desocupar acarreando enseres, renovando las energías en cada cambio, estimulando la imaginación, removiendo las ideas, completando ciclos.
Nunca he sido dueña de casa alguna, bueno si  indirectamente, de la casa de mis padres, mi lugar de infancia, mi primer territorio, mi primer pueblo, mi recién llegada a la casa del mundo, con una vida recién estrenada y una mente sin contaminar.
Mi padre falleció dejando la casa vacía de su presencia, llena de sus recuerdos, ocupada por sus descendientes que la malvendieron para poder seguir sobreviviendo. Desde entonce mis asentamientos han sido innumerables, bien por el traslado a otros pueblos o ciudades, por necesidad de cambio o por finalizar el contrato no renovable.
No ser dueño de nada tiene sus ventajas, no obliga a la permanencia ni causan cansancio las mismas dimensiones, los mismos espacios, los cachivaches y las tramoyas con sus mismos decorados.
No arraigarse a una ubicación determinada renueva los mecanismos de la improvisación, modifica los estados de permanencia generando un sinfín de posibilidades migratorias que siempre tienen como resultado la regeneración.



AYER-FLORES DE CASA

No ser dueño de nada, tiene también sus pequeñas, digo pequeñas porque a mi me lo parecen, desventajas.
Entre ellas quizás la más grave es la de pagar un alquiler de por vida sin llegar a ser dueño de nada. Pero si se tiene en cuenta que en definitiva siendo dueño o siendo inquilino uno no puede llevarse nada cuando desaparece de toda materia, entonces la igualdad es evidente.
Claro que están las sucesiones y aquellos que heredan propiedades ya consumadas y sin más coste que las debidas contribuciones y tasas, pues esos si son  afortunados, lo hijos de la suerte, los verdaderos agraciados con la lotería providencial.
Se suceden los unos a los otros invirtiendo sus esfuerzos en nuevas propiedades, ampliando sus dominios para fortalecer a sus nuevos descendientes, que a su vez continúan con la tradición familiar creando verdaderos imperios y acumulando fortunas incalculables.
Es decir. Del esfuerzo de una generación se benefician sus siguientes generaciones.
Ser inquilino es un despropósito accidental ocasionado por un propósito inicial que no llego a materializarse.
Sea como sea, los unos y los otros, vivimos  emparentados por el mutuo acuerdo de sostener la empresa.
Cuando el inquilino decide ser propietario, siembra , y sus raíces se extienden por las baldosas emparrándose por las paredes, llegando hasta los cimientos donde se riegan con el sudor de su frente, sudor que mantiene húmedas las entrañas de ese fruto que rendirá prósperos beneficios a sus descendientes. Convierte en perpetuo el trámite iniciado.




CAMPO DE IBIZA



Desalojar un espacio para alojarse en otro es una existencia nómada en el asfalto, un no querer ser de un mismo sitio porque los sitios no se mueven, hay que moverse en ellos.
Ser de ningún sitio en concreto es una meta sin límite, una inquietud que también se hereda, una genética primitiva implantada en el subconsciente que difícilmente se puede desvalijar.
Inquilina yo, hoy me siento simple, identificada en este escrito inspirado en un cambio. Un nuevo cambio de domicilio, esta vez por la venta de la propiedad. En esta casa he pasado seis años, rodeada de pinos y animales, a pocos metros del mar y en plena naturaleza.
Dejo mis flores sembradas, mis momentos de felicidad esparcidos por el suelo, mis tristezas guardadas en un pozo sin fondo de donde sale el agua que me ha bañado, la nube que lo lleno, el silencio de la nube que nunca me reveló su origen.
Ocuparé un nuevo espacio, también verde. Mis animales me acompañaran. Sembraré nuevas flores que necesitarán mis cuidados, ambas nos proporcionaremos felicidad.
El sudor de mi frente se verterá en el esfuerzo por mantener ese espacio, aunque nunca será de mi propiedad, solo yo me pertenezco y añadida a mi, el emocionante camino de innumerables cambios, de fructíferas experiencias que enriquecerán mi única pertenencia. Mi vida.

Soy inquilina permanente. Mis acuerdos con la naturaleza no me permiten excederme más allá de lo que me pertenece por ley de vida, mis antecesores no supieron o no quisieron, o no pudieron dejarme herencia tan lucrativa. Soy inquilina, pues, por naturaleza, en este globo terráqueo en que que todos somos inquilinos y que nadie heredará, porque no habrán herederos.






IBIZA






jueves, 20 de febrero de 2014

CONSUMICIÓN-CONSUMACIÓN





ALICE NEEL

Que historia la nuestra, que destino más hambriento, siempre en eterna lucha para sostener el cuerpo. Diríase que el planeta entero padece hambre de canibalismo, devorando la propia materia con que se sustenta.
Una madre tras otra pariendo generaciones, hombres y mujeres batallando por amores que reclaman más vida; siglos, edades, tiempos que transcurren enterrando a sus muertos en espacios reducidos, justo la medida de un cuerpo.
Permanencia de huesos que amarillean en la penumbra, vacíos de tuétano, raídos y secos. Testimonio calcáreo sin conciencia de haber sido, ocupando un espacio de silencio entre los vivos, sustentando la permanencia de sus recuerdos.
Finalidad humana sin finalidad alguna; acaso tenga un fin concreto esta existencia nuestra, tan costosa y delimitada; acaso seamos portadores de existencias pasadas que vivieron en otras galaxias, en otros espacios dentro de un espacio común, lugares extinguidos que envejecieron solos sin dejar más huella que la nuestra.




ALICE NEEL

Identidades con idénticas anatomías, cuerpos que se sustentan con la fe y el egoísmo, con la esperanza y la mentira, rellenos de maquinaria, quemando constantemente combustible, cada vez más costoso, cada vez más escaso.
Ojos y bocas, oídos, orificios nasales, anos, vaginas y penes. Entrada y salida de flujos y necesidades.
Paladares que saborean sangre, narices que aspiran aire y resuellan miedo; bocas que hablan y profieren gritos, oídos que permanecen sordos al grito de las bocas; ojos que devoran paisajes inalcanzables, miradas perdidas en alguna razón sin lógica.
Anos que vacían materias desechables, combustión de la lucha que sustenta la vida. Vaginas que reciben penes, penes que inyectan, involucrándose en un juego de placeres y supervivencias.
 Una tras otra las vidas se suceden: nadie recuerda más allá de esos apellidos que tuvieron rostro, esos rasgos que nos cedieron nuestra anatomía, esas características que nos confieren una imagen diferente entre un sinfín de imágenes comunes.
Uno solo no cuenta para nada, un insignificante átomo tampoco. Es el conjunto la unión, el acoplamiento, la diversidad, el complemento; la minuciosa elección de la caprichosa casualidad que, incansable, diseña y elabora a cada segundo un nuevo soplo de inteligencia viva.
Tan difícil es la supervivencia como el entendimiento común. En cada rasgo humano existe un rasgo primitivo, un origen, un inicio de sospechosa procedencia, un comportamiento común que nos hace hermanos y enemigos, diferencias que nos separan, razas que nos seleccionan, perpetuidades que nos humillan, potencias que nos aplastan, sociedades que nos distinguen, religiones que nos sacrifican, leyes y tabúes, discriminaciones, intolerancias, acosos y derribos, recuperaciones y pérdidas.


ALICE NEEL
Todo históricamente gravado, perpetuado en la memoria del tiempo, en el transcurso de las horas que restan y multiplican vidas.
 Difícil averiguar de dónde venimos si ni tan siquiera sabemos porque estamos ni donde nos dirigimos.
Difícil coincidir en un todo cuando las experiencias nos ofrecen perspectivas diferentes, puntos de vista dispares, analogías sin coincidencia. Todos necesitamos lo mismo, pero el camino para conseguirlo exige bifurcaciones. Llegar… ¿Dónde?
¿Acaso sabemos cuál es la dirección correcta?
¿Alguien puede demostrar con certeza ser el poseedor de la verdad?
Existen tantas verdades como mentiras, tantos caminos como vidas, tantos desacuerdos como incidencias, tantas posibilidades como objeciones, tantos y tantos y tantos….
Falta tiempo, una sola vida, con tanto trabajo para sustentarla, no deja demasiado espacio para ser vivida.  Pero si tuviésemos diez vidas y conciencia de las anteriores, la tarea sería la misma, el cuerpo exige su ración diaria, el cuerpo no tolera el desgaste corrosivo ni la oxidación permanente, el cuerpo exige todas las atenciones, del cuerpo depende incluso el equilibrio emocional.
Y de repente el hombre se ennoblece emergiendo de la materia, tomando forma de vida, emulando la belleza, creando materia con su alma. Nace del arte y en el arte se identifica. Crea y compone, sonidos, formas, gestos, palabras. Emite y recibe, trasmite y expande.
Nace de un ser dentro de un ser, se eleva y sueña, edifica y permanece. Se inspira en la propia vida con sus deformes e informes, refleja su estado como mente, su idea como idealismo, se crece y reduce, amplia su consciencia y en algún lugar del universo el objetivo de la vida se eterniza.
                      

ALICE NEEL

domingo, 16 de febrero de 2014

ALMA






Séraphine de Sentils- 


En los instrumentos de cuerda, el alma es una pieza de madera en forma de cilindro puesta dentro del instrumento y que mejora la resonancia, transmitiendo las vibraciones del puente al conjunto del instrumento.”
Hermosa la tarea de un simple cilindro. De su simplicidad dependen la obra ejecutada, el artista que la materializa y el instrumento que la hace posible.                                                            
El alma de todos los seres, animales y plantas, es como el simple cilindro, sin ella no serian posibles ninguna de la expresiones artísticas que se exteriorizan con la participación de los cuerpos.
El alma se transmite a las cosas inanimadas, reflejando en ellas todo el poder sustancial de lo animado.
El alma. Esa parte invisible tan evidente en aquellos que consiguen liberarla de las cárceles a las que se ven sometidas. Cuerpo y alma, compañeros inseparables, en lo femenino y en lo masculino, pareja inseparable condenado el uno a la putrefacción, la otra a la exportación, quien sabe a qué lugar del infinito, después de su trayectoria terrenal, debatiéndose constantemente entre el ser y no ser.
Cuerpo; contenedor de lo inmaterial, consumidor abusivo de sensaciones y apetitos. Devorador carnívoro de más cuerpos, incansable, incombustible depredador de evaluaciones. Cascara.
Alma; cilindro ecualizador que transmite las vibraciones al cuerpo, aportando y recibiendo en un reciproco intercambio todo tipo de emociones y crecimientos.  Soplo vital, impulso rítmico, estimulo que mueve lo inamovible.




Camille Claudel- El Vals-escultura



Es en el alma donde la vida se complace en ser vivida. Es en el alma donde la poesía  se abastece, donde el ruido se armoniza y el tacto encuentra el camino.
Es en el alma donde el gusto nutre el cuerpo,  la vista mira hacia adentro y el olfato descubre el germen de la lluvia.
El cuerpo vacila, cuando la carne duele, cuando el sinsabor le entumece las piernas y lo priva de su agilidad. El cuerpo renuncia a ser cuerpo, cuando la carne lo flagela, cuando pesa sobre el cuerpo que soporta el sacrificio de la existencia.
El cuerpo se queja de la mansedumbre que le decepciona, de la agitación cerebral que lo sodomiza, de su impotencia para resolverse a sí mismo, de su pereza para levantarse,   resumirse en un todo, desmontarse para recomponerse.
Es el cuerpo un ser inútil, reclamo insistente de necesidades, sujeto a un sujeto que pretende ser algo más que una pieza entre piezas semejantes.
Duele el cuerpo, pero duele más si desconoce su alma. Duele la carne y se aplaca con el silencio que brota del interior, de ese cilindro que armoniza la carne con la existencia y reconcilia la vida con la consciencia.
Es en el alma donde los buenos y malos diseños se recomponen y exteriorizan, donde crecen los propósitos con mutuo acuerdo de ambas partes, donde las madres crían a sus hijos, donde el amor se abastece para seguir siendo.
Cuerpo y alma deciden y soportan, sincronizan y separan, destruyen y recomponen, siempre entre la duda y la compensación, el equilibrio y la sinrazón.
Nadie carece de alma, pero son muchos los que la inutilizan, otros los que la ignoran, los más la esclavizan, la revenden o la manipulan.



Alice Neel- "Familia española"- Óleo


Algunos la crucifican, para saciar el miedo a perder el cuerpo; creen que la eternidad consiste en un desplazamiento donde sus posesiones serán recuperadas y por la gracia de dios seguirán viviendo  por los siglos de los siglos.
Otros esperan reencarnarse, rectificar tantas veces como sea necesario comportamientos anteriores, hasta conseguir una pureza tal que les exima de la condena a seguir siendo carne.
Otros la diseñan según sus percepciones, inclinaciones o creencias. La particularizan  de tal modo que nadie puede penetrar en ella, la seccionan en dos partes, la terrenal y la espiritual, sin tener en cuenta de que todo cambia, todo es pasajero, nada es perenne, ni en la humanidad ni en el universo.

El alma de Violeta nos dejo una estela de belleza, un fragmento de su alma, porque su alma nunca se tuvo a sí misma, siempre fue para los otros.
Cantante, escritora, compositora, escultora, pintora, tapicera. Un alma con un simple cilindro.



martes, 11 de febrero de 2014

NOCTURNO






DENIS NUNEZ RODRIGUEZ-COLOMBIA-ÓLEO





Por la ventana abierta entra la noche clara de otoño. No es posible dormir. Poseída por uno de esos frágiles y escasos momentos donde la vida se simplifica alcanzando su más elevada grandiosidad, su más intrínseco sentir. Dejo que mi pequeña materia se transforme en un apacible estado de completa disolución con el momento.
 La poesía muda de las sensaciones, imposible de transcribir, imposible transcender  ese momento sagrado para descifrarlo, sometiéndolo a examen, divagando en porqués, intentando hallar una explicación científica a ese algo surgido de la nada resumiendo un todo.
Fugitiva de mi misma, dispersa en la emociones, vibrando entre las cosas bellas, o con las cosas que hago bellas, aspirando la noche con sus olores, esencias húmedas destilándose en mis horas, esas horas que nada significan en la valoración de un tiempo comúnmente compartido con las horas que ya se fueron y las que aún están por llegar.
Poseo el potencial de verlo todo bello, también la impotencia de hacer que todo sea bello.
La noche está sosegada, serena, por la ventana abierta veo la parcela  de  cielo negro, de un azul azabache donde un cuarto menguante se sabe cuarto creciente, donde las estrellas brillan, algunas quizás ya muertas y me hablan de muchas cosas, de tiempos en los que  yo no participaba y sin embargo ellas ya me sabían.
En el jardín rumorean los insectos subyugados por las esencias vivas; una gota de rocío cae al suelo y se deja tragar por la tierra. Las oscuras sombras de los pinos reciben los embates de la brisa, reverenciando al silencio con humilde ostentosidad.


DIANA RODRIGUES-COLOMBIA-´OLEO

Alargo la mano intentando recoger algo invisible, algo incorpóreo que flora a mí alrededor   envolviéndome  en una consistente sensación de placer. Quisiera retenerlo, apresarlo, guardarlo en algún cajón de la mente...que tonta, mi mano no puede apresar aquello que ya forma parte de mi currículo de experiencias fuertes, esas que generan endorfinas  y que se desprenden al más mínimo recuerdo.
La luna sigue en su sitio, mientras la tierra la desplaza; el efecto  se invierte y unas estrellas ceden paso a las otras, el mapa estelar dibuja espacios donde las naves nunca llegan, si acaso los sueños evaporados de la realidad, esos sueños de permanencia en lo infinito, esos sueños de vivir eternamente, aunque solo sea para seguir siendo testigos de la belleza.

VENTURA GONZALEZ-CUBA-ÓLEO

En esta noche de invierno un cometa muere, después de su trayectoria cósmica; resto de alguna incipiente vida, fin de alguna misión, rastro que no resiste la gravedad y perece en su atracción.
No hay ventana, si la hay; quiero evadirme en ella, volver... ¿Ha donde volver? ¿Acaso me he ido?
No hay respuesta. Allí está la luna, decidida a permanecer, rastreando el universo sin moverse del sitio, aceptando mi mirada porque la hace bella.
Paz honda sosiego. ¿Por qué no puede ser siempre así?
El camino que lleva a casa carece de indicaciones, perdida como estoy en este laberinto humano me aferro a lo etéreo, esperando la sublevación  de la carne, la levitación de los cuerpos hasta alcanzar la sabiduría, un desenlace galáctico que cambie el rumbo del planeta.
Cesar en este viaje acercándome peligrosamente al centro de la galaxia, dejarme tragar por la oscura boca hambrienta de materia, y en un vómito del tiempo, resurgir como una supernova, iniciando de nuevo la tarea de vivir, pero sin oxigeno ni gravedad, siendo eterna testigo de la belleza cósmica.